La pequeñez de lo cotidiano, ¡incluso nuestro tamaño humano!, hace que veamos muchos inventos demasiado grandes. Algo mágico. Algo inexplicable. Demasiado laberínticos y enredados para seres capacitados para ver apenas lo que temenos delante (y muchas veces, solo con gafas) y obligados a vivir pegados al suelo (tantas veces, hasta arrastrando los pies).
⏰ para lo nuevo de Julio Rojas ¡y un Ondas!
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