El lodo
Puede que el lodo susurre.
Que las aguas del Támesis guarden restos de otras vidas.
La arqueóloga Lara Maiklem lo sabe. Lleva años recuperando historias en el fondo de las aguas de este río.
Porque el Támesis no olvida.
Cada objeto que cae en sus aguas lleva una historia pegada.
Desde las monedas romanas que los peregrinos tiraban al río cuando cruzaban el antiguo puente hasta la pipa de arcilla que resbaló de los dedos de un marinero borracho en 1723.
La pregunta es si los objetos perdidos quieren ser encontrados o quieren ser recordados. Esto es lo que mueve a Lara Maiklem a remover el fondo del Támesis y a muchos arqueólogos más a escarbar en cualquier sitio.
El resto de esta historia está contada en el capítulo 5 de La Historia Es Ayer y ahí también podrás descubrir cómo funcionaba la primera oficina de objetos perdidos.
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Lo remoto
Hoy estamos muy de escarbar. Pero para excavaciones, ¡las del equipo de investigadores de Atapuerca! Porque ellos están descubriendo la historia más remota por lo que encuentran tierra adentro.
Hace unos días estuvimos allí porque estas semanas andamos viajando en busca de las historias que contaremos en La Sublime Condición Humana (un spin-off o satélite de La Fucking Condición Humana, junto a Cultura en Acción, de REALE). Y ¡madre, qué locura viajar millones de años atrás solo escuchando a unas científicas que te explican tan bien esos otros mundos inimaginables para el homo phonus de hoy!
La fresca
Claro que cada cual tiene su Atapuerca.
Para mí, es «sentarse a la fresca».
En esas conversaciones peregrinas de «tú tienes mucho de sapiens y poco de neandertal», yo siempre pienso que tengo mucho de sentarse a la fresca.
Esas son mis raíces. Y es mi estirpe porque es el recuerdo identitario que tengo de mi abuela y esas mujeres de las que venimos y a las que jamás me canso de admirar.
Esta semana, Ángela, que es un talento, me mandó un podcast que muestra esta cultura tan andaluza (y mediterránea) de sentarse a la fresca y lo ha titulado, con genialidad, Señoras a la fresca. ¡Podría escucharlo en bucle!
¿Cuál es tu «sentarse a la fresca»? Porque algunos, más que españoles, europeos o planetarios, nos sentimos muy de «sentarse a la fresca» y también (lo más almeriense del mundo) de «estar a gustico».
Salud y feliz verano,
Mar
🏠🪑🪑🏠

Recuerdos de noches de verano en mi infancia con mi abuela sentados a la fresca en un pueblo de la Mancha viendo pasar vecinos y vecinas y decirse: "Anda con Dios"
Aunque suele ser más típico de los pueblos de la sierra, aquí en Costacabana, sentarse a la fresca también es una tradición! Cuando cae el sol y baja la brisa del mar, salen las sillas y empieza el turno de palabra.