Radiocrímenes: llega la T4 de 'Crímenes. El musical'
Crímenes. El musical no es patatín patatán.
Es un documental de incontestable seriedad.
Y no vayas a pensar que lo que cuenta está tan lejos.
Porque es un retrato fiel del mundo de los tatarabuelos.
El martes 11 estrenamos la cuarta temporada y aquí, en el teaser, va un pequeño adelanto de los diez capítulos.
Crímenes. El musical va de escarbar en el pasado para entender el presente. En todas las temporadas hay muchas escenas que muestran los inicios de la Psicología. Vemos cómo empezaron a tener en cuenta la salud mental a la hora de juzgar a un acusado. A finales del XIX, muchos frenópatas (médicos que estudiaban las enfermedades mentales) intentaban establecer si un asesino mataba por maldad o porque era idiota o imbécil (imbécil era un término que se utilizaba en la jerga médica y que, según el diccionario de la Academia, significaba «flaco, débil, especialmente de espíritu o genio»).
Vemos también cómo fueron avanzando las ciencias forenses. Cómo la policía empezó a echar a los curiosos que se metían en el escenario del crimen a olisquear y toquetear las cosas, para que no contaminaran el lugar donde tenían que ir después los primeros expertos en dactilografía.
Hablamos mucho de los ancestros de la psicología, de las ciencias forenses, de los juicios, de las penas (y de ese artefacto sanguinario del garrote vil), pero no nos hemos detenido tanto en los ancestros del género narrativo de Crímenes. El musical.
No hay nada claro. Apenas unas cuantas intuiciones de lo que podríamos encontrar en la epigenética de esta serie. No es nada que exista (eso es seguro) y eso es lo mejor de todo porque nos da una oportunidad gloriosa de jugar.
¡Busquemos juntos cómo llamar a este nuevo género! (ya hay bastante material acumulado en las tres temporadas anteriores).
Te dejamos aquí unas pistas de las expresiones artísticas que podrían estar en el trasfondo de esta serie.
El género chico
Por lo popular, lo costumbrista y lo juguetón. Porque dura poquito (una media hora) y tiene pocos actores (¡pero qué actores, señores, y qué grandeza le dan!).
El burlesque
Por lo paródico, lo irónico y lo socarrón. Por su ánimo alegre a pesar de la seriedad del tema.
La extravaganza
Por la inspiración en el teatro popular y porque el dramaturgo James Planché lo definió como «un tipo de tratamiento caprichoso para los trabajos poéticos». Poética, lo que se dice poética, no es esta serie, pero es un coladero de rimas y versos. Y tratamiento caprichoso, sí, eso es un rato.
La estética chic
Porque esta serie rompe con el patrón tradicional de la belleza, y como hace el punk, ¡qué gusto da despreciar las modas!
La estética camp
Porque nos guía la ironía, porque Crímenes aspira a ser una versión barata de una zarzuela y de una opereta (por sus tramas disparatadas). Porque adoramos la vulgaridad, la artificialidad y el humorismo.
Estas son algunas referencias, pero vale todo. ¡Hasta el ciberpunk!
¿Nos ayudas a poner nombre al género de Crímenes. El musical?
Te leemos, impacientes, en los comentarios de esta carta o en el Instagram y el Bluesky de El Extraordinario.
Quién sabe si, además, en el espíritu de cada guion resuena el teatro de variedades o una barraca cualquiera muerta de ganas de contar lo asombrosas que son la vida y la muerte.
Es este amor por cualquier expresión artística popular, cada temporada adopta un formato distinto.
🎭 En la T1 contamos los crímenes desde un teatro figurado.
📰 En la T2, desde la redacción de los periódicos donde escribían los folletines.
🎤 En la T3, optamos por la producción casera de la música urbana.
📻 Y en la T4, vamos con un cierto sabor a radioteatro. Este es el marco desde el que te vamos a contar nueve #radiocrímenes y una #radioestafa.
Y esta temporada viene con un concurso estelar.
¡Atento al final de cada episodio!
Porque puedes ganar unas bragas sin igual,
¡de Crímenes. El musical!
¡Vamooos, que me las quitan de las manos!
#BragasCriminales
Salud y extravaganza,
Mar 💃🏻
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