He estado casi un mes felizmente encerrada dirigiendo una ficción sonora y eso me ha hecho pensar que una audioficción deja ver una lógica similar a una composición de música.
Porque tienes que crear un mundo de personajes, localizaciones, intrigas, emociones…, basándote en sonidos, silencios, ritmos, armonías, melodías. Y ese armazón es muy parecido al de una pieza de música.
Que todo encaje bien depende del trabajo de guion, interpretación, laralí, laralá…, pero también de la mezcla que se planea. Y así, otra vez, llegamos a la fórmula de todo lo que hacemos: la alquimia.
Es verdad que luego hay dos resultados distintos: un relato y una pieza de música. Pero la lógica sensorial y rítmica de un audiodrama y una producción musical no están tan lejos.
Así es como lo siento cuando me veo ante un guion lleno de personajes. Tanto importa que un actor sea el idóneo para interpretar un papel, como que su voz evoque la imagen que ha de crear y que, en el conjunto, ocupe el lugar adecuado.
Los protagonistas ponen las bases y a partir de ahí se construye el mapa de relaciones con el resto de personajes tirando de un oído musical.
Es vital que encajen bien las voces de los que siempre van juntos. Y que una voz secundaria potencie lo que quieres destacar de la voz protagonista.
Imprescindible repartir bien los pesos entre voces graves, agudas, rasgadas, opacas, vibrantes…, en función de lo que quiere transmitir la serie.
Y si hay personajes en tropel, va muy bien decidir qué tipo de voces representan cualidades en una primera impresión, para que el oyente no se pierda con tanto menda.
Una de las cosas que más me fascinan es ver cómo los personajes se van construyendo por sus relaciones con los demás. Y, aquí, además de una cuestión de trama, es una cuestión de oído. De oído social. De oído del que te dice que una voz, una forma de hablar, ¡pam!, lleva directamente a tal o cual estereotipo.
Es un trabajo tan interesante porque va mucho de unir a los que se potencian y evitar juntar a los que se restan. Es ¡maravilla! ver cómo un personaje (lo vemos por su voz) muestra rasgos que no aparecerían si no estuviera al lado de la voz del personaje adecuado.
Repetimos hasta hartarnos que el sonido crea imágenes. Pero no solo ocurre con cada uno de los podcast que escuchamos. También hay quien pinta la industria del audio en círculos, barras y símbolos que nos hacen vislumbrar cómo es el panorama auditivo en el que nos movemos.
Justo hoy, un grupo de investigadores, liderados por uno de los mayores investigadores del audio en nuestro país, Luis Miguel Pedrero, publican un estudio sobre la industria del audio. Aquí puedes verlo y merece mucho la pena.
Y en nada… ¡novedad! ¡Volvemos con La Historia Es Ayer! Te contamos la próxima semana.






Salud, timbres y mimbres,
Mar
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